martes, 29 de mayo de 2012

El Diario del Sr. Darcy- Amanda Grange Abril (1)


Jueves 3 de Abril

Cené con el Coronel Fitzwillian hoy en mi club. Hemos decidido que viajaremos juntos a Rosings.

Lunes 7 de Abril

Mi primo y yo hemos tenido un agradable viaje a Kent, y después de algunas generalidades, la conversación giro nuevamente al matrimonio.
“Estoy en la edad en la que siento que debería asentarme, y aun así el matrimonio es una aventura peligrosa,” dijo. “Es tan fácil dar un paso en falso y después ser forzado a vivir con él el resto de tu vida.”
“Los es,” concordé, pensando en Bingley. “Recientemente he salvado a uno de mis amigos de tal paso en falso.”
“¿En verdad?”
“Si. Él alquiló una casa en el campo, en donde conoció a una joven de bajas conexiones. Estaba totalmente conquistado por ella, pero afortunadamente un asunto lo obligo a regresar a Londres por un tiempo. Percibiendo el peligro, sus hermanas y yo lo seguimos a Londres y lo convencimos de quedarse.”
“Entonces lo has salvado de un matrimonio muy imprudente.”
“Lo he hecho.”
“Te agradecerá por ello cuando todo haya acabado. No es placentero levantarse de un sueño y encontrarse atrapado en una pesadilla.”
Estoy animado por su opinión. Respeto su juicio, y es tranquilizador saber que piensa lo mismo que yo sobre este asunto.
Llegamos a Rosings esta tarde, y la belleza del parque me sorprendió de nuevo. No es tan bello como Pemberley, pero se ve muy bien en primavera. Pasamos a Mr Collins en nuestro camino a la casa, y creo que había estado buscándonos. Nos reverenció mientras pasábamos, y después se fue a toda prisa en la dirección de la casa parroquial para dar a conocer la noticia a los residentes. Me estuve preguntando si Elizabeth estaba adentro, y como se sentiría por la noticia de nuestra llegada.





Martes 8 de Abril


Mr Collins nos visito esta mañana para presentar sus saludos. Me encontró a mí con el Coronel Fitzwilliam. Mi tía estaba dando un paseo en el carruaje con mi prima Anne.
“Mr Darcy, es una honor el verlo otra vez. Tuve la fortuna de conocerlo en Hertfordshire, cuando me estaba quedando con mis lindas primas. No estaba casado entonces, pues mi querida Charlotte no había aun consentido en ser mi esposa. Desde el primer momento en que la vi supe que no sería una deshonra para la casa parroquial de Hunsford, y encantaría a mi estimada patrona, Lady Catherine de Bourgh, quien tiene el honor y distinción de ser su más venerada tía, con su humildad y simpatía. En verdad, Lady Catherine fue tan amable al decir-”
“¿Volverá a la casa parroquial?” pregunté, cortando su perorata.
Se detuvo un momento, y después dijo, “Por supuesto.”
“Es una linda mañana. Caminaremos con usted. ¿Qué dices?” le pregunté al Coronel Fitzwilliam.
“Claro que sí.”
Salimos. Mr Collins nos relató las bellezas del parque, intercaladas con expresiones de humilde gratitud por nuestra condescendencia de visitar su pobre hogar. Mi mente empezó a divagar. ¿Habrá Elizabeth cambiado desde el otoño? ¿Estaría sorprendida de verme? No. Ya sabía de mi visita. ¿Estaría contenta o lo contrario? Contenta, claro. El reencontrarse con un hombre de mi posición debe ser muy deseable para ella.
Nuestra llegado fue anunciada por la campanilla de la puerta y poco después entramos al cuarto. Le ofrecí mis saludos a Mrs Collins, y ella me dio la bienvenido. Elizabeth hizo una cortesía.
Esta igual que siempre, pero el placer que sentí al verla me tomó por sorpresa. Pensaba que ya había conquistado mis sentimientos por ella, y claro, lo he hecho.
Solo fue el hecho de verla de nuevo por primera vez lo que me desconcertó.
“¿La casa es de su gusto, espero?”  le pregunté a Mrs Collins.
“Si, por supuesto que lo es.” respondió.
“Me alegra. Mi tía ha hecho algunas mejoras últimamente, me ha dicho. ¿Y el jardin? ¿Le gusta su aspecto?”
“Es muy placentero.”
“Bien”
Hubiera dicho mas, pero mi atención se fue desviando hacia Elizabeth. Estaba conversando con el Coronel Fitzwilliam en su usual franca y desenvuelta manera. No podía decidir si me gustaba o no. Estaba en plena libertad de hablar con mi primo, claro, y de encantarlo si deseaba, pero me sentí insatisfecho de ver como él disfrutaba de su compañía, y aun peor, el ver cuánto disfrutaba ella de la suya.  Poco después me di cuenta de que estaba perdido en mis pensamientos, e hice un esfuerzo por sor educado.
“Su familia está bien de salud, espero, ¿Miss Bennet?” pregunté.
“Si, gracias,” respondió. Hizo una pausa y después dijo, “Mi hermana Jane ha estado en la ciudad estos tres meses. ¿La ha visto por casualidad?”
Estaba desconcertado, pero respondí calmadamente.
“No, no he sido tan afortunado.”
Volví  a sumirme en silencio, insatisfecho de el giro que la conversación había tomado, y poco después mi primo y yo nos retiramos.



Día de pascua, Domingo 13 de Abril.

No he visto a Elizabeth desde mi visita a la casa parroquial, pero la vi esta mañana en la iglesia. Se veía muy bien. El sol mañanero le había dado color a sus mejillas, e iluminado sus ojos.
Después del servicio, Lady Catherine se detuvo para hablar con los Collins. Mr Collins sonreía de alegría al acercarse ella.
“Tu sermón fue muy largo,” dijo Lady Catherine.”Veinte minutos es tiempo suficiente para instruir a tu rebaño.”
“Si, Lady Catherine, Yo -”
“No hiciste ninguna mención de la sobriedad. Deberías de haberlo hecho. Ha habido mucha embriaguez últimamente. Es el trabajo de un rector el atender tanto el cuerpo de sus feligreses como sus almas.”
“Por supuesto, Lady -”
“Fueron demasiados himnos. No me gustan más de tres himnos en un servicio de Pascua. Me encanta la música y cantar es mi gozo, pero tres himnos son suficientes.”
Comenzó a caminar hacia el carruaje, y Mr Collins la seguía.
“Si, Lady Catherine, yo -”
“Uno de los bancos tiene polilla. Lo noté mientras pasaba cerca de él. Tendrás que verificarlo.”
“Inmediatamente, Lady -” dijo.
“Y vendrás a cenar con nosotros esta noche. Mrs Collins vendrá contigo, así como Miss Lucas y Miss Elizabeth Bennet. Pondremos una mesa de juego. ”
“Es tan buen -” dijo, inclinándose y frotando sus manos juntas.
“Enviaré el carruaje por ustedes.”
La seguí  dentro del carruaje y el lacayo cerró la puerta.
Estaba ansioso por la llegada de Elizabeht a Rosings, pero rápidamente aplasté ese sentimiento.
Su grupo llegó puntualmente, y debido a que conocía el peligro de hablar con ella, pasé el tiempo conversando con mi tía. Hablamos sobre nuestros familiares y relaciones, pero no podía evitar desviar la mirada hacia Elizabeth. Su conversación era mucho más animada.  Estaba hablando con el Coronel Fitzwilliam, y mientras veía la viveza de sus rasgos, me fue difícil quitarle los ojos de encima.
Mi tía, también, volteaba seguido hacia ellos, hasta que al final preguntó: “¿Diganme, de que están hablando? ¿Qué le está diciendo a Miss Bennet? Dejemé escuchar lo que estaban diciendo.”
El Coronel Fitzwilliam respondió que estaban hablando de música. Mi tía se unió a la conversación, alabando las habilidades en el pianoforte de Georgiana e invitando a Elizabeth a practicar con el pianoforte en la habitación de Mrs Jekinson, ¿Invitar a un huésped a tocar en el pianoforte de  la habitación del servicio? Nunca pensé que mi tía podría ser tan mal educada.
Elizabeth parecía sorprendida, pero no dijo nada, solo su sonrisa mostraba lo que en verdad pensaba.
Cuando el café se terminó, Elizabeth empezó a tocar, y recordando el placer que sentí al escucharla tocar antes, caminé hacia su lado. Sus ojos estaban iluminados por la música, y me desplacé a una posición en la que pudiera ver fluir sus emociones en su semblante.
Ella lo notó. En la primera pausa en la música volteo hacia mí con una sonrisa y dijo: “¿Pretende asustarme, Mr Darcy, al venir a escucharme con esa seriedad?. Yo no me inquieto, aunque su hermana toque tan bien. Hay una especie de terquedad en mí, que nunca permite que me intimide nadie. Mi coraje siempre  crece  con cada intento de intimidarme.”
“No le diré que se ha equivocado” respondí “porque no cree usted sinceramente que tenía intención alguna de alarmarla, y he tenido el placer de conocerla lo bastante para saber que se complace a veces en sustentar opiniones que en realidad no son suyas.”
De donde salió este discurso, no lo sé. No estoy acostumbrado a hacer este tipo de réplicas picaras, pero hay algo en el carácter de Elizabeth que aligera el mío.
Elizabeth se rio abiertamente, y sonrió, sabiendo que ambos estábamos disfrutando de la conversación. Tanto me estaba divirtiendo que olvide mis precauciones por ese momento.
“Su primo pretende darle a usted una linda idea de mi enseñándole a no creer palabara de cuanto le diga.” dijo al Coronel Fitzwilliam. Volteando hacia mí, dijo: “Es muy poco generoso por su parte revelar las cosas malas que supo usted de mi en Hertfordshire, y permítame decirle que es también muy indiscreto - pues esto me podría inducir a desquitarme y saldrían a relucir cosas que escandalizarían a sus parientes.”
Sonreí. “No le tengo miedo.”
Sus ojos se iluminaran con mi respuesta.
Coronel Fitzwilliam suplicó que se le dijera como me comportaba entre extraños.
“Se lo diré”  dijo Elizabeth, “pero prepárese a oír algo espantoso. Ha de saber que la primera vez que le vi fue en un baile, y en ese baile, ¿Qué cree usted que hizo? ¡Pues no bailo más de cuatro piezas!”
En su opinión, mi indisposición a bailar se volvía ridícula,  y lo vi yo mismo por primera vez. El andar encajonada en todo mi orgullo, en lugar de divertirme como cualquier otro bien comportado caballero lo habría hecho. ¡Absurdo! No hubiera ordinariamente tolerado cualquier broma de ese tipo, y aun así había algo en su forma de decirlo que le quitaba cualquier resquemor, y lo hacía en su lugar una razón para reír. 
Fue en este momento que me di cuenta de que había habido muy pocas risas en mi vida últimamente. Había asumido la responsabilidad de un hombre cuando mi padre murió, y me había enorgullecido de desempeñarlas muy bien, tal como mi padre lo hubiera hecho. Había atendido mi propiedad, procurar el bienestar de mis arrendatarios, proveer la salud, bienestar, felicidad y educación de mi hermana, cuidar el beneficio del párroco, y desempeñar mis negocios fielmente. Eso había sido suficiente, hasta que conocí a Elizabeth; pues ahora veo cuan aburrida mi vida había sido. Había sido muy ordenada. Muy bien organizada. Solo ahora empezaba a verlo, y a sentirlo, pues los sentimientos dentro de mí eran tan diferentes de los que jamás había conocido. Cuando reía, mi humor mejoraba.
“No tenia en ese momento el honor de conocer a ninguna de las damas de la reunión, a no ser las que me acompañaban.” señalé usando su mismo tono.
“Cierto: y en un baile nuca hay posibilidades de ser presentado”
“Puede que me habría juzgado mejor si hubiese solicitado que me presentaran.Pero no sirvo para darme a conocer a extraños.”
Se burlaba de mí, preguntándose cómo era posible que un hombre  de talento y bien educado no podía hacerlo, y el Coronel Fitzwilliam se unió a ella, diciendo que no me tomaría la molestia.
“Reconozco que no tengo la habilidad que otros poseen de conversar fácilmente con las personas que jamás he visto. No puedo hacerme a esas conversaciones y fingir que me intereso por sus cosas como se acostumbra.” acepté.
“Mis dedos no se mueven sobre este instrumento del modo magistral con que he visto moverse los dedos de otras mujeres, pero siempre he creído que era culpa mía, por no haberme tomado la molestia de practicar.”
Sonrei.
“Tiene usted toda la razón. Ha empleado el tiempo mucho mejor.”
En ese momento, Lady Catherine nos interrumpió.
“¿De qué están hablando, Darcy?”
“De música,” respondí.
Lady Catherine se nos unió en el pianoforte.
“Miss Bennet no tocaría incorrectamente, si practicara mas, y pudiera tener la ventaja de tener un maestro de Londres.” declaró mi tía. “Tiene una muy buena noción de la posición de los dedos, aunque sus gustos no son iguales a los de Anne. Anne hubiera sido una estupenda interprete, si su enfermedad le hubiera permitido aprender.”
Apenas y la oía. Estaba viendo a Elizabeth. Ella soporto los comentarios de mi tía con una remarcable  cortesía, y por la petición del Coronel Fitzwilliam y la mía, permaneció en el instrumento hasta que el carruaje estuvo listo para llevarlos a casa.
Pensaba que me había deshecho se mi admiración por ella. Pensaba que la había olvidado. Pero estaba muy equivocado.



Lunes 14 de Abril.

Estaba tomando una caminata alrededor de la propiedad esta mañana cuando mis pass me llevaron incoscientemente a la casa parroquial.
Estando afuera no podía, por toda educación, pasarla por alto, y entonces toque para presentar mis saludos. Para mi horror, encontré a Elizabeth sola. Parecía tan sorprendida como yo, pero no estaba, creo, disgustada. ¿Por qué debería de estarlo? Debe ser satisfactorio para ella el pensar que me ha cautivado. Me invitó a tomar asiento, y no tuve otra opción que sentarme.
“Perdone por esta intrusión” dije,  sintiendo la contrariedad de la situación, y queriendo asegurarme de que supiera que no había sido mi plan. “Tenía por seguro que todas las damas estaban en casa.”
“Mrs Collins y Maria han ido a atender un asunto en el pueblo,” respondió.
“Ah”
“¿Lady Catherine se encuentra bien?” pregunto por fin.
“Si, gracias. Lo está.”
Volvió el silencio.
“¿Y Miss de Bourgh? ¿También se encuentra bien, espero?”
“Si, gracias. Este bien.”
“¿Y el Coronel Fitzwilliam?” preguntó
“Si, él también se encuentra bien.”
Otro silencio.
“¡Que repentinamente se fueron todos ustedes de Netherfield el pasado Noviembre, Mr Darcy!”  dijo por fin. “Debió de ser una sorpresa para Mr Bingley verles a ustedes tan pronto a su lado, si mal no recuerdo, él se había ido un día antes. ¿Esperó que tanto él como sus hermanas estuvieran bien cuando salió usted de Londres.?”
“Perfectamente, gracias.”
“Tengo entendido que Mr Bingley no piensa volver a Netherfield.”
“Nunca le he oído decir tal caso; pero es probable que no pase mucho tiempo allí en el futuro. Tiene muchos amigos y está en una época de la vida en que los amigos y compromisos aumentan continuamente.”
“Si tiene la intención de estar poco tiempo de Netherfield, sería mejor para la vecindad que lo dejase completamente, y así posiblemente podría instalarse otra familia ahí. Pero quizá Mr Bingley no haya tomado la casa tanto por la conveniencia de la vecindad como por la suya propia, y es de esperar que la conserve en virtud de ese mismo principio.”
No me gustaba el rumbo de la conversación, pero respondí tranquilamente.
“No me sorprendería que se desprendiese de ella en cuanto se le ofreciera una compra aceptable.”
Debí de haber dejado la casa en ese momento. Lo sabía. Y aun así no podía salir de ahí. Había algo en la forma de su cara que invitaba mi mirada a seguirla, y algo en la forma en que su cabello caía que me hacia querer tocarlo.  
Ella no dijo nada, y una vez más hubo silencio.
No podía decir que es lo que pasaba en mi cabeza, y aun así se me hacía difícil el dejar el lugar.
“Esta casa parece muy confortable.” dije.
“Si, lo es.”
“Tiene que ser muy agradable para Mrs. Collins vivir a tan poca distancia de su familia y amigos”
“¿Poca distancia le llama usted?” preguntó sorprendida. “Hay cerca de cincuenta millas”
“¿Y que son cincuenta millas de buen camino? Poco más de media jornada de viaje.”
“Nunca habría considerado que la distancia fuese una de las ventajas del matrimonio.” exclamó Elizabeth.
“Eso demuestra el apego que tiene usted a Hertfordshire. Todo lo que esté más allá de Longbourn debe parecerle ya lejos.”
“No quiero decir que una mujer no pueda vivir lejos de su familia.”
Ah. Conocía las desgracias de sus familiares y no se lamentaría el escapar de ellos. Cuando se casara, los dejaría atrás.
“Pero estoy segura de que mi amiga no diría que vive cerca de su familia más que si estuviera a la mitad de esta distancia.” continuó.
“No tiene derecho a estar tan apegada a su residencia. No siempre va a estar en Longbourn.”
Ella parecía sorprendida, y fui detenido. Fui casi llevado por la admiración y tentado a decir que no tendría objeción alguna en vivir en Pemberley, pero había ido muy rápido y estaba agradecido por ello. Su semblante sorprendido me salvó de cometer un curso de acción que seguramente lamentaría. Alejé mi silla, y tome un periódico. Le di una ojeada.
“¿Le gusta a usted Kent?” pregunté con suficiente seriedad para despistar cualquier esperanza que pudiera haber surgido por mis maneras mal juzgadas.
“Es muy placentero” dijo, mirándome perpleja.
 Me embarqué en una discusión de sus atracciones, hasta que fui salvado de buscar mayor conversación por la llegada de Mrs Collins y Maria. Estaban sorprendidas de verme ahí, pero explicando mi error me quedé algunos minutos más y regresé a Rosings. 


El Diario del Sr. Darcy- Amanda Grange Marzo


Viernes 28 de Marzo

Recibí una carta de Lady Catherine  esta mañana, diciendo que estaba ansiosa de verme. Estuve sorprendido al leer el siguiente pasaje en su carta.


Mrs Collins ha invitado a su hermana Maria a quedarse con ella, y a su amiga Miss Elizabeth Bennet.

Fue una gran conmoción el enterarme de que Elizabeth estaba en la casa del párroco.


Creo que ambas serán conocidas tuyas. Sir William Lucas también estaba ahí, pero ya ha regresado a su hogar. Miss Elizabeth Bennet tiene muchos puntos que podría mejorar, pero como nunca ha tenido el beneficio de una institutriz no es gran sorpresa. Una institutriz es necesaria en una familia  de mujeres, y así se lo dije. Mr Collins estaba totalmente de acuerdo conmigo. He tenido el placer de presentar muchas institutrices a sus empleadores. Cuatro sobrinas de Mrs Jekinson están increíblemente situadas gracias a mí.
Las hermanas de Miss Bennet han sido todas presentadas en sociedad. No se en que estará pensando su madre. ¡Cinco hermanas, todas en sociedad! Es muy extraño. Y las más jóvenes en sociedad sin que la mayor este casada. Una casona muy mal regulada. Si Mrs Bennet viviera cerca, se lo diría. Le encontraría una institutriz, y ella sin ninguna duda estaría agradecida por mi recomendación. Maneja se hogar muy pobremente.
Miss Bennet da sus opiniones muy decididamente para alguien tan joven. El juicio que tiene de su familia es extraordinario. Declaró que sería muy injusto para las hermanas menores el esperar hasta que sus hermanas estuvieran casadas antes de que pudieran tener su participación en la sociedad.    

Estaba sonriendo por esto. Nunca había escuchado que alguien, hombre o mujer, replicara a Lady Catherine antes, y replicarle de que manera! Pues es indudablemente duro para las jóvenes el esperar su turno para salir a la sociedad, aunque nunca lo había pensado de esa manera.
Quizás  este equivocado por conmocionarme de que Elizabeth este en la casa parroquial. Quizás debería estar agradecido. Me dará la perfecta oportunidad de demostrar que no tiene ninguna influencia sobre mí. Sera  un alivio saber que puedo estar en su compañía sin ningún sentimiento impropio, y seré capaz de felicitarme por haberme salvado a mí, y a Bingley, de un muy imprudente matrimonio.


lunes, 28 de mayo de 2012

El Diario del Sr. Darcy- Amanda Grange Febrero




Sabado 1ero de Febrero.


“Caroline ha sugerido que vayamos a Bath en primavera,” dijo Bingley esta mañana. “Tal vez alquile una casa allá,” agregó indiferentemente.
Pensé que era una señal alentadora de que había olvidado Hertfordshire.
“Es una excelente idea,” le dije.
“¿Te gustaría venir con nosotros?” preguntó.
“Tengo que ir a Pemberley y asegurarme que Johnson tenga todo lo que necesita. Hay algunos cambios que deseo hacer a la administración de la granja, y algunas mejoras que me gustaría hacerle a la propiedad.”
“Entonces te veré nuevamente en el verano.”



Viernes 7 de Febrero


El Coronel Fitzwilliam ha regresado a la ciudad y cenó conmigo esta tarde, trayéndome todas las noticias de Rosings. Me dijo que Mr Collins había tomado a una esposa. Sostuve la respiración, esperando que Hurst hubiera estado en lo correcto cuando había dicho que Elizabeth había rechazado a Mr Collins.
“Parece una chica muy buena, aunque creo que debería de decir mujer. Parece estar llegando a los treinta,” dijo mi primo.
Solté  el aire.
“Pero esto es algo bueno,” prosiguió, “Una mujer mas joven hubiera sido intimidada por mi tía y su…”
“¿Intervenciones?”
“Servicialidad,” dijo con una sonrisa torcida. “Pero Mrs Collins acepta los consejos de Lady Catherine sin ningún reproche.”
“Creo haberla conocido en Hertfordshire. ¿Cuál era su nombre de soltera?”
“Lucas. Miss Charlotte Lucas”
“Si, la conocí a ella y a su familia. Me alegra que este bien establecida. Mr Collins puede que no sea el esposo más sensato, pero puede darle un vida confortable.”
Y yo podría darle a Elizabeth mucho más. Pero no pensaré en eso. Estoy resuelto  a nunca pensar en ella otra vez. 


El Diario del Sr. Darcy- Amanda Grange Enero




Viernes 3 de Enero.


Ha habido un incidente muy indeseable. Caroline ha recibido una letra de Miss Bennet.
“Escribe que vendrá a Londres,” exclamó Caroline. “Se quedará con su tía y tío en la calle Gracechurch. Por la fecha de su carta, creo que ya debe de estar aquí.”
“Es algo que no me hubiera gustado que pasara.” dije. “Bingley parece haberla olvidado. Si la ve de nuevo, su admiración puede ser  reavivada.”
“No necesita saber de su visita.” dijo Caroline.
Estaba de acuerdo. “Dudo que vayan a cruzar sus caminos durante su estancia.” dije.
“Creo que no debo responder su carta. No estará en la ciudad por mucho, y pensará que la carta se debió haber perdido. Mejor eso, a que piense que no es bienvenida aquí. Es una chica muy buena, y no deseo herir sus sentimientos, pero el amor por mi hermano es más fuerte, y debo hacer lo que pueda para salvarlo de tan inapropiado matrimonio.”
Aplaudí sus sentimientos, pero mi consciencia no está tranquila. Cualquier cosa engañosa o deshonesta es abominable para mí. Pero Caroline tiene razón.  No podemos permitir que Bingley sacrifique su vida en el altar con una familia vulgar, y es solo una pequeña decepción después de todo.



Lunes 6 de Enero


Georgiana se está desarrollando justo como había querido. Sus logros, su comportamiento y sus maneras son todos como siempre he querido. No sabía cómo proceder cuando fue dejada a mi cuidado, pero me congratulo al ver que se esté convirtiendo en una joven dama de la que mi madre estaría orgullosa.





Martes 7 de Enero.



Tuve un gran sobresalto visitando a Caroline y su hermana hoy, cuando fui a darles una nota de Georgiana. Mientras me acercaba a la casa, vi a Jane Bennet irse.
“¿Qué ha pasado aquí?” pregunté cuando fui recibido.
Caroline se veía fuera de sí.
“Lo más desafortunado que pudo haber pasado. Jane Bennet ha estado aquí. Pensé que ya se habría ido de vuelta al campo, pero parece que espera hacer una extendida visita.”
“Esto es muy desafortunado. ¿Qué le dijiste?”
“Apenas y sé que fue lo que dije. Me tomó por sorpresa. Me dijo que me había escrito y le dije que nunca había recibido la carta. Preguntó por Charles. Le dije que estaba bien, pero que estaba contigo  tanto tiempo que apenas y lo veía. Le dije cuanto Georgiana había crecido, y que íbamos a ir a verla para cenar esta noche. Entonces le di a entender que Louisa y yo estábamos a punto de salir. Después de eso ella no podía quedarse.”
“Tendrá que regresarle la visita,” le dije.
“No puede ser evadido. Pero no me quedaré mucho, y espero que por mis maneras ella pueda ver que cualquier otra relación entre nosotros no puede existir. Charles ya casi la ha olvidado. En pocas semanas estará fuera de peligro.”
De eso no estoy muy seguro. Habla todavía de ella algunas veces. Se controla cuando ve mi expresión, pero no es seguro para él pensar ni en Miss Bennet ni en Hertfordshire todavía.



Martes 21 de Enero

Caroline tuvo su entrevista conMiss Bennet esta mañana. Fue de poca duració, y uso su tiempo para decirle a Miss Bennet que  no era seguro que Bingley regresaría a Hertfordshire, y podría incluso dejar Netherfield. Cuando se fue no hizo mención de volver a ver a Jane nuevamente, y me dice que está ahora completamente complacida de que Miss Bennet no volverá a visitarlos nuevamente.
Un día Bingley agradecerá nuestros cuidados. Es el único consuelo que tengo por esta duplicidad que nos hemos visto forzados a utilizar.   


El Diario del Sr. Darcy- Amanda Grange Diciembre


Jueves 5 de Diciembre.



Bingley vino a cenar conmigo Hoy. Ha estado ocupado esta éltima semana, pero llegó puntualmente esta tarde y se sorprendió mucho al ver a Georgiana.
“Está volviéndose en una belleza,” me dijo. “Y es tan talentosa,” agregó, cuando tocó para nosotros después de cenar.
Si lo es. Casi me había olvidado de lo que era escuchar una interpretación excelente, y no pude evitar  estremecerme al pensar en el desempeño de Mary Bennet al tocar el piano, comparado con el de Georgiana. La interpretación de Elizabeth era dulce, ciertamente, pero no tan hábil como la de mi hermana, y aun asi había una cualidad en ella que me hacia querer escucharla.



Viernes 6 de Diciembre

Caroline vino a ver a Georgiana esta mañana, y la entretuve mientras la lección de música de mi hermana terminaba.
“Charles fue conquistado por Georgiana la noche pasada,” comento. “Dijo que Georgiana era una las jóvenes más hermosas y talentosas que haya conocido.”
Estaba muy complacido. Caroline parecía complacida, también. Creo que no tendrá nada en contra de una boda entre ellos.
“¿Visitará a vuestra tía en Kent antes de Navidad?” preguntó.
“No, no lo creo, aunque probablemente la visitaré en Pascuas.”
“Querida Lady Catherine,” dijo Caroline, quitándose los guantes. “Cuánto deseo conocerla. Rosings es una hermosa casa, todos me han dicho.”
“Si, lo es, muy hermosa en verdad.”
“Una parte del país tan placentero.”
“Lo es.”
“Le sugerí a Charles que debería buscar una casa ahí. Estaría muy feliz de vivir en Kent. Pero el pensó que Hertfordshire era un mejor lugar. Qué lástima. Hubiera evitado enredarse con algunas personas si se hubiera establecida en otra parte.”
“Ahora está libre de ellos,”
“Si, gracias a su intervención. Es tan afortunada de tener tan buen amigo. Sentiría un gran alivio al saber que tengo a tan buen amigo cuidándome,” dijo, volteando hacia mi.
“Tiene a su hermano.”
Ella sonrió. “Claro, pero Charles aun es un niño. En ocasiones como esas una necesita a un hombre, alguien con intensidad y madurez, quien esté acostumbrado a las forma en que el mundo funciona y como vivir en él.”
“¿Tiene planes para casarse?”
“Los tendría, si conociera al caballero ideal.”
“Ahora que está en Londres tendrá más oportunidades de conocer gente. Bingley planea organizar algunos bailes. Me lo dijo. Lo he animado a ello. Entre más caras bonitas vea en las próximas semanas, mejor. Y para usted, eso logrará extender su círculo social.”
“No es tan pequeño. Cenamos con más de veinticuatro familias, sabe.” comentó sarcásticamente.
Me recordó a los Bennet, como ella planeaba, pero si supiera el rumbo exacto de mis pensamientos, dudo que estuviera complacida. No importa que haga, cada conversación me recuerda a ellos de una u otra manera. Afortunadamente he dejado de pensar en Elizabeth, de lo contrario los Bennet nunca estarían fuera de mi cabeza.





Sabado 7 de Diciembre


Bingley está ocupado con sus negocios y está de buen humor, aunque de vez en cuando le veo una mirada anhelante en sus ojos.
“¿Estas seguro de que no sentía nada por mí?” me preguntó esta tarde, cuando las damas se habían retirado después de la cena.
No necesitaba preguntarle a que se refería.
“Estoy seguro de ello. Ella disfrutaba tu compañía, pero nada más.”
El asintió.
“Pensé que ella no podría… ese ángel…y aun así, yo tenía esperanzas… pero es como dices. Se casará con alguien de Meryton, supongo. Alguien que haya conocido toda su vida.”
“Probablemente.”
“No con alguien que acaba de conocer,”
“No.”
“Ella no me extrañará ahora que no estoy.”
“No.”
Estaba callado.
“Es algo muy afortunado el casarse con alguien que se ha conocido toda la vida, o por mucho tiempo,” dije.
“Si, supondo que sí,” dijo, con ningún real entusiasmo.
“Conocen sus defectos, y no puede haber sorpresas desagradables.” continué.
“Es como dices.”
“Y es bueno el conocer, y gustar, a su familia. Georgiana se casará con alguien a quien conozca bien, espero” dije.
“Si, será algo bueno,” dijo Bingley sin verdadero entusiasmo.
Qué pena. Pensé que sus sentimientos estaban moviendose en esa dirección. Sin embargo, he hecho la alusión a ello, y en el futuro quizás lo recuerde.




Martes 10 de Diciembre


He mandado a rediseñar las perlas de mi madre para Goergiana, y deseo dárselas como regalo. Ya es lo suficientemente mayor para usarlas, y creo que se verán muy bien en ella. Mientras estaba en Howard & Gibbs, verifiqué en como remodelar el resto de las joyas de mi madre. Son de buena calidad, y de gran valor, y muchas de ellas han estado en la familia por generaciones. He arreglado que el broche y los aretes de perlas sean arreglados ahora, y se los daré a Georgiana para su próximo cumpleaños. Además he arreglado que las demás joyas sean examinadas y se hagan modelos para su nueva apariencia. Los modelos pueden ser modificados para acomodarse a cualquier moda y las joyas pueden ser reajustadas cuando Georgiana sea lo suficientemente mayor para usarlas.






Jueves 12 de Diciembre.


Cen con Bingley y sus hermanas. Durante el curso de la velada hablamos sobre las festividades navideñas. Habra grandes grupos de personas que debremos visitar, pero en los días cercanos a Navidad, me gustaría organizar algunas pequeñas fiestas privadas solo con los Bingleys, para que Georgiana pueda ir.
“Pensaba en tner un pequeño baile el veintitres,” dije, “y después charadas ( adivinanzas con mímica, poemas, prosa u otros medios convenidos por los participantes) en Noche Buena.”
“Excelente idea,” dijo Caroline.
“¿He invitado al Coronel Fitzwilliam, y así seremos cuatro caballeros y tres damas. ¿Cree que debería invitar a más damas?” le pregunté a Caroline.
“No” dijo efusivamente. "Mr Hurst nunca baila, lo cual nos deja con tres parejas.“
Mi mente regresó al baile de Bingley en Netherfield, donde baile con Elizabeth.
“¿Ha decidido cuando hará su presentación a la sociedad Georgiana?” preguntó Caroline, como si leyera mi mente.
“No hasta que cumpla dieciocho, tal vez después.”
“Dieciocho años es una buena edad. Habrá terminado la escuela y superado su timidez, pero tendrá la frescura de la juventud. Romperá muchos corazones. “
“Espero que no rompa ninguno. Quiero que sea feliz, y si llegaré a encontrar a un buen hombre en su primera temporada, estaría encantado de verla establecida.”
Caroline miró a Bingley.
“En dos años, entonces, debemos esperar que ella encuentre a alguien digno de ella. Alguien con buen temperamento, que sea generoso y amable.”
“Eso sería perfecto.”
“Mientras tanto, será bueno para ella estar en compañía de un agradable jovén, de forma que se acostumbre a la compañía masculina y no se quede callada en presencia de los caballeros. Nunca está callada con Charles, de hecho parece disfrutar su compañía,” dijo Caroline.
“¿Qué están diciendo?” preguntó Bingley, quien había estado hablando con Louisa, pero volteó cuando escuchó su nombre.
“Estaba diciendo que Georgiana siempre es abierta contigo. Darcy quiere que tenga algunas diversiones más adultas esta Navidad, y se que puede confiar en ti para que bailes con ella.”
“Nada me daría mayor placer. Esta volviéndose una belleza, Darcy.”
Estaba satisfecho.





Lunes 16 de Diciembre


La casa se ve muy festiva. Georgiana ha estado ayudando a Mrs Annesley a decorarla con acebo, metiendo racimos y hojas atrás de los retratos y alrededor de los candelabros. Siempre la ha gustado hacer esto, desde que era una niña. Cuando llegué, la encontré adornando la ventana del salón con más hojas y racimos de acebo.
“Estaba pensando en tener un baile en un par de días.” le dije.
Se sonrojó.
“Solo uno pequeño, con nuestros amigos más íntimos,” le aseguré.
“Quizás le gustaría un nuevo moño para adornar su muselina,” le dijo Mrs Annesley a Georgiana.
“Oh, sí,” respondió, mirándome ilusionada.
“Debes de comprar cualquier cosa que necesites,” respondí.
Estaba a punto de decirle que debía comprarse un nuevo abanico, cuando lo pensé mejor. Se lo compraré yo mismo y la sorprenderé.





Miercoles 18 de Diciembre.


Hoy tuvimos nieve. Georgiana estaba tan emocionada como un niño, y la lleve al parque. Caminas sobre el sendero blanco, y regresamos a la casa con rostros ruborizados y con gran apetito.
No pude evitar recordar que tan encendidas estuvieron las mejillas de Elizabeth después de su caminata hacia Netherfield. Sus ojos habían estado centelleantes, y su complexión había sido iluminada por el ejercicio.
 ¿Dónde estará ahora? ¿Esta caminando en los senderos alrededor de su hogar? ¿Está en casa, arreglando acebos, como Georginano lo estada haciendo aquí? ¿Está emocionada por la Navidad? Si no hubiera alejado a Bingley de Netherfield, podríamos todos estar ahí, ahora… lo cual hubiera sido un grave error. Es mucho mejor para todos que permanezcamos aquí en Londres.





Lunes 23 de Diciembre


Hoy tuvimos nuestro baile, y estaba complacido de ver a Georgiana divertirse. Bailé dos veces con Bingley, una con el Coronel Fitzwilliam y una conmigo.
“Georgiana se mueve con una gracia asombrosa” dijo Caroline.
Era un tema que no podía fallar en complacerme.
“¿Lo cree así?”
“Por supuesto. Fue una excelente idea el tener un baile privado. Es bueno para ella practicar en todas estas ocasiones. Baila usted muy bien, Mr Darcy. Usted y yo podemos ponerle un gran ejemplo. Charles y yo estamos a su disposición cuando sea que desee organizar otra velada como ésta. No puede pero beneficiar a Georgiana el ver a otros bailar, y la ayudará a tener confianza y elegancia.”
Me recordó a otra ocasión cuando ella me había elogiado, diciendo que tan bien escribía mis cartas. Recuerdo perfectamente esa escena. Habia sucedido en Netherfield, y Elizabeth había estado con nosotros. Sentí una agitación de algo dentro de mi mientras pensaba en ella. Enojo, quizás, ¿por haberme hechizado?
Nuestro baile termino. Nuestros invitados se fueron, y tuve la satisfacción de ver a Georgiana retirarse a la cama, cansada pero feliz.
Ya había alvidado completamente a Wickham, estoy seguro. Mientras nada se lo recuerde, no creo que vuelva a pensar en él otra vez.






Martes 24 de Diciembre


Esta tarde jugamos a charadas después de comer. Estaba complacido de que Caroline pensara en sugerir que Georgiana y Bingley trabajaran en su charada juntos. Se alejaron a una esquina del salón, sus cabezas tan juntas que estaban casi tocándose. Era una muy agradable vista.
Las charadas fueron muy divertidas, y después de que todos actuamos, fuimos a cenar.
“Sabes, Darcy, pensaba que pasaríamos la Navidad en Netherfield este año,” dijo Bingley suspirando. “Ese había sido mi plan cuando tomé la casa. Me preguntó que estarán todos haciendo ahora.”
Pensé que sería más sabio alejar sus pensamientos de esa dirección.
“Lo mismo que nosotros estamos haciendo aquí. Toma algo de venado.”
Hizó como sugerí, y no dijo nada mas acerca de Netherfield.





Miércoles 25 de Diciembre


Nunca había disfrutado una Navidad tanto. Fuimos a la iglesia esta mañana y en la tarde jugamos  a Bullet Puding ( juego en el que se usa un plato de peltre grande lleno de harina apilada en una especie de pudín con una bala encima. Cada participante corta un rebanada del pudín hasta que la bala caiga. La persona que corte el pedazo que haga caer la bala debe hurgar conla nariz y la barbilla hasta encontrarla y sacarla con la boca.)  y a Snapdragon (juego en el que se calienta Brandy en un recipiente ancho y poco profundo, uvas son colocadas en el Brandy y se le prende fuego. Generalmente las luces se apagaban o atenuaban para aumentar el efecto misterioso de las llamas azules. El objetivo es sacar las uvas fuera del fuego y comerselas, con el riesgo de ser quemado por las llamas).  Mientras lo hacíamos noté un cambio en Georgiana. El año pasado había jugado como una niña pequeña, disfrutando de la novedad de poner sus manos en las flamas para sacar las uvas ardientes, y soplar en sus dedos cuando no era lo suficientemente rápida para sacarlos sin ser quemada. Este año, ella jugó para complacerme. Podía verlo en sus ojos. 
Me pregunto si Elizabeth juega Bullet pudding y Snapdragon. Me preguntá si se quemó sus dedos al tratar de arrebatar las uvas del fuego.



Sabado 28 de Diciembre


“Me preguntaba si no pensabas en casarte con Miss Bingley,” le pregunté al Coronel Fitzwilliam mientras cabalgábamos esta mañana.
“¿Miss Bingley?”
“Es una joven adinerada, y estas en necesidad de una heredera.”
El meneó su cabeza.
“No deseo casarme con Miss Bingley.”
“Ella es encantadora y elegante, agraciada y bien educada.”
“Ella es todas esas cosas, pero no podría casarme con ella. Ella es una mujer fría. Cuando me case, me gustaría tener una esposa con más calidez. También me gustaría a alguien que me admirara y respetará a mí , en vez de alguien que admiré mi apellido.”
“No sabía que querías eso de una esposa,” le dije sorprendido.
“Como el hijo más pequeño, he tenido que respetar y a otros en mi vida. ¡Me gustaría vivir esa situación desde el otro ángulo!”
Habló a la ligera, pero creo que había cierta verdad en lo que decía.
Cabalgamos sumidos en silencio por un tiempo, disfrutando la vista de las calles cubiertas de nieve.
“¿Hasta cuando estarás en la ciudad?” le pregunté
“No mucho. Tengo asuntos que necesitan mi atención en Kent. Planeo presentarle mis respetos a Lady Catherine mientras estoy allá. ¿Debo decirle que estarás visitándole en pascuas?”
“Si, la visitaré como acostumbro. ¿Cuándo estarás de regreso en la ciudad?”
“Pronto, espero. Antes de Pascua, definitivamente.”
“Entonces debes de comer conmigo cuando lo hagas.”

domingo, 27 de mayo de 2012

El Diario del Sr. Darcy- Amanda Grange Noviembre (4)


Miércoles 27 de Noviembre


“Caroline, deseo hablar contigo,” dije, cuando él se había ido.
Caroline levantó la vista de su libro y sonrió.
“Estoy a tu disposición.”
“Es sobre Miss Bennet de quien deseo hablarle”.
Su sonrisa se esfumó, y presentí que estaba en lo correcto al pensar que su cariño por su amiga estaba pendiendo de un hilo.
“Hubieron varias alusiones hechas en el baile entre los nuevos vecinos de Bingley, relativas a la boda entre Miss Bennet y él.”
“¡Qué!” exclamó Caroline.
“Sabía que le incomodaría. No puedo ver nada en la forma de comportarse de Miss Bennet que me haga suponer que está enamorada, pero me gustaría tener su opinión. La conoce mejor que yo. Ha sido su confidente. ¿Acaso tiene sentimientos de amor hacia su hermano? Puesto que, si es así, dichos sentimientos no deben ser ignorados.”
“Ella no los tiene en absoluto.” dijo Caroline, liberando ese peso de mis hombros.
“¿Está  segura de ello?”
“Por supuesto. Ella ha hablado de mi hermano un par de veces, pero solo en los términos que utiliza con cualquier otro hombre que conoce. Por lo tanto, estoy segura de que nunca ha pensado en Charles de esa manera. Ella sabe que él no planea quedarse por siempre en Netherfield, y ella esta simplemente divirtiéndose mientras él está aquí.”
“Es justo como pensaba. Pero los sentimientos de Bingley están mucho más que comprometidos”
“Me he temido lo mismo. Si él fuera tan insensato como para unirse a dicha familia, lo lamentaría de por vida.”
“Lo hará. Por lo cual debemos separarlos, antes de que su comportamiento levante aun más sospechas y expectaciones Si esto sucediera, llegaría un punto en el que dichas expectaciones deberán ser cumplidas, o la reputación de la dama sufriría un irreparable daño.”
“Está en lo cierto. No debemos dejar que la reputación de mi querida Jane sufra ninguna mancha. Ella es muy dulce. Louisa y yo estamos muy encariñadas con ella. No debe ser dañada.”
Mr Hurst interrumpió en ese momento.
“¿Viene a cenar con los oficiales?” preguntó. “Ellos me invitaron a que me uniera a ellos. Seguro que lo recibirán a usted también.”
“No,” dije. Quería terminar mi conversación con Caroline.
Hurst solo se encogió de hombros y llamó el carruaje.
“Propongo que sigamos a Bingley a Londres. Si nos quedamos con él allá, no tendrá ninguna razón por la cual regresar aquí,” dije.
“Un excelente plan. Le escribiré a Jane mañana. No le diré nada fuera de lo ordinario, pero le haré saber que Charles no regresará este invierno, y le desearé que disfrute de las bellezas y diversiones de estas Navidades.”

Jueves 28 de Noviembre.


La carta de Caroline fue escrita y enviada esta mañana. poco antes de que partiéramos hacia Londres.
“Escuche el caso más increíble en Meryton la noche pasada,” dijo Mr Hurst mientras el coche se dirigía hacia Londres.
No le presté mucha atención, pero mientras seguía su historia, no pude evitar escucharlo.
“¿La chica Bennet- cuál era su nombre?”
“Jane” dijo Louisa.
“No, no ella, la otra. La de las faldas”
“Ah, te refieras a Elizabeth.”
“Esa es. Tuvó una proposición del parrocó.”
“¿Proposición? ¿ Del párroco? ¿A qué te refieres?” preguntaron Caroline y Louisa juntas.
“Una proposición de matrimonio. Collins. Ese era su nombre.”
“¡Mr. Collins! ¡Exquisito!” dijo Louisa.
“Parece que Mr Collins es otro admirador de hermosos ojos.” dijo Caroline observándome satíricamente. “Creo que ellos se llevarán muy bien. Uno es toda impertinencia y el otro todo estupidez.”
No había sabido, hasta que escuche esto, que tan lejos mis sentimientos habían llegado. La  idea de Elizabeth casándose con Mr Collins era humillante, y dolorosa en una forma en la que nunca me hubiera imaginado. Pero no podía ser. Hurst debía estar equivocado. Ella no podria rebajarse tanto. El estar unida a ese zoquete por el resto de su vida…
“Debes de estar equivocado,” dije.
“De ninguna manera,” dijo Hurst. “Me lo contó Denny.”
“No es un mal casamiento,” dijo Louisa, considerándolo. “De hecho es uno muy bueno. Hay cinco hijas, todas solteras, y su propiedad sería heredada a otra persona, creo.”
“Heredada a Collins,” dijo Mr Hurst.
“Aún mejor,” dijo Louisa. “Miss Eliza Bennet no tendrá que dejar su casa, y sus hermanas tendrán donde vivir cuando su padre muera.”
“Al igual que su madre,” dijo Caroline felizmente. “Que encantador el estar confinado con Mrs Bennet por el resto de sus vidas!”
Nunca me había disgustado Caroline más. No desearía tal destino a nadie, y definitivamente no a Elizabeth. Ella sufre debido a su madre. Lo he visto. Se sonroja cada vez que su madre muestra su imprudencia. El ser forzado a tal humillación por el resto de su vida…
“Pero me pregunto porque no se lo propuso a Jane,” dijo Louisa.
“¿Jane?” pregunto Caroline.
“Si. Ella es la mayor.”
Caroline me miró. Sabía lo que estaba pensando. Mr Collins no se le había propuesto a Jane, porque Mrs Bennet lo había inclinado a creer que Jane estaba pronta a casarse con Bingley.
“Me atrevo a decir, con la propiedad como herencia, pensó que podía tener a la que quisiera,” dijo Caroline. “La impertinencia de Miss Eliza Bennet le deba haber atraído, aunque no estoy segura de que sea adecuada para la esposa de un párroco. ¿Usted que cree, Mr Darcy?”
No dije nada, por miedo de decir algo que lamentaría luego. No podía permitirme el admirar a Elizabeth, así que, ¿Qué importaba si otro hombre lo hacía? Pero mis manos estaban empuñadas y, mirando abajo percibí que mis nudillos se habían puesto blancos. 
Me miró, esperando una respuesta, y al final dije, mas para satisfacer mis sentimientos que los de ella:
“Puede que no sea nada. Denny puede estar equivocado.”
“No veo el como,” dijo Caroline. “Él y Lydia son uña y mugre. Conoce todo lo que pasa en esa casa, me atrevo a decir.”
“Lydia es una niña, y puede estar equivocada,” me escuché decir.
“Denny no lo escuchó de Lydia,” dijo Mr Hurst. “Se lo dijo la tía. La tía vive en Meryton. Ella misma le dijo a Denny. Todo la casa estaba hecho un alboroto, ella dijo. Primero Mr Collins se le propone a Elizabeth, después Elizabeth lo rechaza.”
“¿Lo rechazó?”
Senti la esperanza en mi voz.
“Lo rechazó. La madre histérica. El padre del lado de Elizabeth.” dijo Mr Hust.
¡Bendito sea Mr Bennet! Pensé, listo para perdonar cualquier acto negligente que hubiera tenido antes.
“Si ella no cambia de parecer y lo acepta, él se le propondrá a la joven Lucas,” dijo Mr Hurst.
“¿Cómo lo sabe?”  preguntó Caroline sorprendida.
“La tía lo dijo, ‘Si Lizzy no se aplica, Charlote lo atrapará,’ ella dijo ‘Él tiene que casarse, su patrona se lo dijo, y una chica es igualmente buena que la otra ‘”
Respiré nuevamente. En ese momento me di cuenta de que tan profundamente había estado atraído por Elizabeth. Fue muy bueno que me fuera a Londres. Habia salvado a Bingley de un casamiento imprudentre, y no podía hacer menos por mi mismo.
Una vez fuera del vecindario de Elizabeth, dejaría de pensar en ella. Me adentraría en conversaciones sensatas, con mujeres sensatas, y no pensaría mas en su ingenio pícaro.
Llegamos a Londres en buen tiempo. Bingley estaba sorprendido de vernos.
“No queríamos que estuvieras solo aquí, y tuvieras que pasar tus horas libres en un incómodo hotel,” dijo Caroline.
“Pero mis asuntos solo tomarán un par de días!” dijo sorprendido.
“Espero no pienses irte antes de ver a Georgiana,” le dije, “Se que a ella le encantará verte.”
“Querida Georgiana,” dijo Caroline. “Crees que podamos quedarnos en la ciudad por una semana, Charles”
“No veo por qué no quedarme un día o dos mas.” aceptó. “Me encantaría ver a Georgiana. Dime, Darcy, ¿ha crecido mucho?”
“No la reconocerías,” respondí. “Ya no es una niña. Está en camino de volverse una dama.”
“¿Pero suficientemente joven como para disfrutar las Navidades?” preguntó Caroline.
Sonreí. “Creo que si. Deben de quedarse y celebrarlas con nosotros.”
“No nos quedaremos aquí mucho,” dijo Bingley.
“¿Qué?, ¿perder la compañía de Darcy y Georgiana en Navidad?” preguntó Caroline.
“Pero prometí ir a cenar con los Bennet,” dijo. “Mrs Bennet me invitó personalmente, y de la manera más amable.”
“¿Abandonarás a tus viejos amigos por los nuevos?” exclamó Caroline. “Mrs Bennet dijo que podrías cenar con la familia en cualquier momento. La escuché yo misma decirlo. Los Bennet seguirán ahí después de Navidad.”
Bingley parecía indeciso, pero entonces dijo: “Está bien. Nos quedaremos en la ciudad para Navidad.” Empezaba a verse más alegre. “Me atrevó a decir que será muy divertido. Siempre es mejor celebrar la Navidad cuando hay un niño en casa.”
Esto no era un buen presagio de lo que eran sus sentimientos por Georgiana, pero me consolé con el hecho de que no la había visto desde hacía mucho, y que aunque la ultima vez que la vio hubiera parecido una niña, estaba ahora claramente convirtiéndose en una mujer,
“Una vez que esto termine, iremos a Hertfordshire para año nuevo,” dijo. “Le escribiré a Miss Bennet para decirle sobre nuestros planes.”
“No hay necesidad de eso,” dijo Caroline. “Estaré escribiéndole a ella hoy. Yo misma se lo dire.”
“Mandalé mis mejores deseos,” respondió Bingley.
“Por supuesto que lo haré.”
“Y dile que estaremos en Hertfordshire en Enero.”
“Me aseguraré de hacerlo.”
“Salúdame a su familia.”
“Claro”
Hubiera seguido, sino lo hubiera interrumpido: “Entonces ya está arreglado.”
Caroline salió del salón para ir a escribir su carta. Louisa y su esposo se fueron también, y Bingley y yo nos quedamos solos.
“Una Navidad que espero con ansias, y un Año Nuevo que espero con más ansias.” dijo Bingley.
“Te gusta Miss Bennet,” observé.
“Nunca he conocido un chica que me guste tanto.”
Me senté, y Bingley se sentó frente a mí.
“Y aun así no estoy seguro de que ella será una buena esposa para ti.” dije pensativamente.
“¿A qué te refieres?” preguntó sorprendido.
“Sus bajas conexiones-”
“¡No deseo casarme con sus conexiones!” dijo Bingley con una sonrisa.
“Un tío que es un abogado, otro que vive en Cheapside. No pueden agregar nada de clase para ti, y van, al final, a disminuirla”
La sonrisa de Bingley se esfumo.
“No puedo ver porque importe. ¿Qué necesidad tengo yo de eso?”
“Cualquier caballero necesita de categoría. Y, además, están sus hermanas.”
“Miss Elizabeth es un chica encantadora.”
Me había dado en mi punto débil, pero mi posición era firme y me recuperé.
“Sus hermanas son, en su mayoría, ignorantes y vulgares. La más chica es una incorregible coqueta.”
“No habrá necesidad de que los veamos” dijo Bingley.
“Mi querido Bingley, no puedes vivir en Netherfield y no verlos. Ellos siempre estarán ahí. Así como su madre.”
“Entonces no viviremos en Netherfield. No he comprado aún la propiedad. Solo es rentada. Nos estableceremos en algún otro lugar.
“¿Pero Jane lo consentiría?”
Su rostro se ensombreció.
“Si sintiera un fuerte cariño por ti, tal vez pueda ser persuadida a dejar el vecindario,” le dije.
“¿Crees que no lo siente?” preguntó Bingley inseguro.
“Ella es una chica encantadora. Pero no mostraba ningún signo de que disfrutará mas tu compañía que la de cualquier otro hombre”
Él mordió su lobio.
“Pensé… ella parecía tan encantada con hablar conmigo… parecía tan contenta de bailar conmigo… en realidad pensé que ella se sentía mucho más feliz en mi compañía que en la de cualquier otro. Cuando bailábamos juntos-”
“Bailaste solo dos veces con ella en cada baile, y ella bailaba también dos veces con otros hombres.”
“Lo hizó,” admitió, “pero pensé que era solo porque hubiera sido grosero rechazarlos.”
“Tal vez hubiera sido grosero de su parte rechazarte a ti.”
“¿Crees que solo bailo conmigo paro no ser descortés?” preguntó con preocupación.
“No iría tan lejos. Creo que disfrutaba bailar contigo, y hablar contigo, y coquetear contigo. Pero creo que no lo disfrutaba más que si lo hubiera hecho con otro hombre, y ahora que no estás en Hertfordshire-”
“Debo regresar,” dijo, levantándose de su silla. “Lo sabía.”
“Pero si ella es indiferente, solo te causaras dolor.”
“Si ella es indiferente. No sabes que lo sea.”
“No, no lo sé, pero la observé cuidadosamente, y no pude ver ningún signo de peculiar afecto hacia ti.”
“¿La observaste?” pregunto sorprendido.
“El que la prefirieras a ella estaba empezando a llamar la atención. Otros lo notaron, no solo yo. Si hubiera pasado más tiempo, te hubieras visto obligado a proponértele a ella.”
“Me hubiera gustado el proponérmele,” me corrigió, después vaciló. “¿Crees que me hubiera aceptado?”
“Por supuesto. Eres un buen partido para ella. Tienes una considerable renta, y una hermosa casa. Se hubiera establecido cerca de su familia. No hay duda de que te hubiera aceptado. ¿Pero te gustaría casarte por esas razones?”
Parecía indeciso.
“Preferiría casarme por lo que soy,” accedió.
“Y lo harás, algún día.”
Se volvió a sentar.
“Era demasiado buena para mí,” dijo melancólicamente.
“Difícilmente, pero si su afecto no estaba comprometido, ¿Cuál era el punto de casarse? Conocerás a otra chica, tan dulce como Miss Bennet, pero una que pueda responder tus sentimientos en igual medida. Londres está lleno de jóvenes damas.”
“Pero no tengo ningún interés en otras jóvenes.”
“Con él tiempo, lo tendrás.”
Bingley no dijo nada, pero estaba tranquilo. La habrá olvidado cuando el invierno termine.
Estoy complacido de que haya expresado su deseo de ver a Georgiana nuevamente. La ha conocido mucho más tiempo que a Miss Bennet, y una nueva amistad no puede tener el mismo lugar en su afecto que una vieja amistad, particularmente cuando veo cuanto ha crecido Georgiana. La unión será aceptada por ambos lados, y estoy convencido de que será una unión muy feliz.