sábado, 9 de junio de 2012

El Diario del Sr. Darcy- Amanda Grange Junio




Sábado 7 de Junio



Tuvimos un bien tiempo para  nuestro día de campo. Comimos debajo de las grandes ramas de un antiguo roble.
Georgiana estaba muy cohibida al principio, pero les dio la bienvenida a sus invitados con cortesía y poco a poco se fue desenvolviendo más. Después del almuerzo, me complació ver a Caroline acercarse a Georgiana para platicar, mi hermana estaba sola en ese momento. Fui con ellas y felicité a Georgiana por su éxito.
“Estoy contenta por haberte complacido” dijo.
“Le estaba diciendo a Georgiana lo bien que se ve,” dijo Caroline. “Usted también, se ve muy bien, Mr Darcy. El clima mas cálido le sienta bien.”
Por alguna razón sus elogios me molestaban. Solo dije: “Nos sienta bien a todos.”
“Georgiana me ha estado contando que usted visitó Rosings estas pascuas. Miss Eliza Bennet estaba en el grupo, he escuchado.”
“Si, lo era.”
“¿Y cómo estaban sus hermosos ojos?” preguntó Caroline.
“Tan brillantes como siempre”
Ella sonrió, pero mi respuesta no parecía complacerla.
“Tengo entendido que hubo algunos inconvenientes durante los últimos días de su visita.”
No pudo haber escuchado nada de Georgiana, pero me pregunto si el Coronel Fitzwilliam dijo algo indiscreto. No satisfice su curiosidad.
“No. Nada en absoluto.”
Después de un rato, empezó otra vez.
“Pase por Longbourn hace poco.”
No dije nada, pero me interese por lo que tenía que decir..
“Es por eso que pensé que había habido algunos inconvenietes” dijo.
Ah, Entonces no fue mi primo. Ya sabía yo que no podría haber sido él.
“Tome el almuerzo en el  hotel, y los criados estaban comadreando, como los criados siempre hacen. Mr Collins había escrito a Mr y Mrs Bennet. Les había escrito sobre su sorpresa al verle a usted en Rosings, y su carta decía algo sobre Miss Eliza Bennet poniéndose enferma.”
“No pudo haberse sorprendido por mi visita. Visito seguido Rosings. Y por la enfermedad de Miss Elizabeth Bennet, no recuerdo nada más que una jaqueca.” dije. “¿Llamaron al doctor?”
Su sonrisa se desvaneció.
“No, creo que no.”
“Entonces no puede haber sido nada de gran importancia,” observé.
Volvió a tratar.
“Escuché que George Wickham está comprometido…”
Sentí mi semblante empalidecer con el sonido de su nombre, y aun más al saber que estaba comprometido. No pudo haberse comprometido con Elizabeth. Seguramente, después de todo lo que le dije, ¿no podría aceptar su mano en matrimonio? No después de haber rechazado la mía. A menos que no me hubiera creído.
“… a una heredera,” siguió Caroline.
Sentí que mi color empezaba a regresar. Si estaba comprometido con una heredera, entonces mi temor de que estuviera comprometido con Elizabeth era infundado. Sentí un alivio fluir por mi cuerpo. Pero mi alivio fue de corta duración.
"Pero su familia la retiro de su cercanía,”
dijo Caroline. “¿Me pregunto por qué será?”
Esperó a que yo hablara. Ella solo sabe que Wickham se había portado vilmente contra mí, y estaba esperando que le dijera más, pero no lo hice.  Me sentí mal al ver a mi hermana, quien estaba moviéndose incómodamente a mi lado. El ser recordada de Wickham era alguno muy desafortunado.
“Miss Howard no tiene a nadie con quien hablar,” le dije a Georgiana. “Creo que debes ir y preguntarle cómo se encuentra.”
Georgiana se fui complacida.
“Que chica tan hermosa,” dijo Caroline, viéndola irse. “Y tan elegante. Tiene la misma edad que Miss Lydia Bennet, y aun así son dos chicas muy diferentes. Lydia ira a Brighton, he oído decir,” Caroline agregó burlonamente. “Está determinada a perseguir a los oficiales, y si son enviados a Francia, ella probablemente tome el primer barco.”
Deseaba que ella no hablara de los Bennet, pero no podía detenerla sin parecer afectado particularmente por ese tema. No me gustaba escuchar críticas de Miss Lydia Bennet, sin importar que tan justificada fuera su censura. Criticar a alguien nunca es bien visto.
Mientras pensaba esto, me sentí cada vez más intranquilo. Había criticado a Lydia de una manera atroz, y en frente de su hermana. No era de asombrar que  a Elizabeth no le hubiera gustado escucharlo. Me había felicitado en ese momento por mi honestidad, pero empezaba a estar de acuerdo con mi primo, en que algunas cosas, no importa que tan verdaderas, es mejor no decirlas.
“Su padre sin duda siente que el aire de mar le hará bien a la familia.” comenté.
Pero Caroline no iba a ser reprimida.
“Su padre no la llevará. No le gusta tomarse ninguna molestia en cuanto a lo que su familia se refiere.”
“¿La ha dejado ir a Brighton bajo el cuidado de su madre?” Pregunté, antes de poder detenerme.
“Lydia no va con su madre. Se va sola, en compañía del Coronel y Mrs Forster.”
No podía creer que incluso Mr Bennet pudiera ser tan negligente como para dejar que una chica del caracter de Lydia fuera a un lugar de esparcimiento sin su familia. Ella seguramente los deshonraría, y por lo tanto deshonraría a Elizabeth. ¡Mi pobre Elizabeth! Como lo lamentaba por ella, y como arremetía contra la injusticia de su situación. Su nombre sería manchado por una hermana sobre quien no tenía ningún control.
Y aun así, injusto como era, ¿no la había marcado con las faltas de su familia, y no le había dicho que ella estaba por debajo de mi merecimiento porque sus hermanas se portaban mal?
Encuentro difícil de creer que haya sido tan poco generoso, pero sé que ese fue el caso.
¿Qué es lo que ella había dicho de mí? ¿Qué fui poco caballeroso? Me merecía esa crítica y más. Si hubiera ido a decirle que deseaba no volverla a ver jamás, entonces hubiera habido alguna excusa para mostrarle en que tan baja estima la tenía, pero decirle que no era mi igual, decir que me estaría rebajando al conectarme con ella, y ¡después tener la audacia de pedirle su mano! ¡Y pedírselo de tal manera, con la seguridad de que sería aceptado! No puedo creer que yo, quien siempre me he enorgullecido de mi buen  y justo juicio, pudiera portarme de esa manera.
Para distraer a Caroline de cualquier otra discusión relacionada con los Bennet, le pregunté sobre su hermano. me dijo de sus asuntos en el norte, y dijo que tan complacidos estaban de ser invitados a Pemberley nuevamente en el verano.
Mire a Bingley mientras hablábamos de temas de carácter general, interesado en ver si prefería a cualquier joven en sus atenciones. De nuevo, no lo hizo. Hablaba con cada joven dama presente, reía y era jovial, pero aun así había algo en sus maneras que era reservado, como si estuviera reteniendo una parte de sí mismo.  
“¿Tu hermano tiene alguna preferida en el norte?” le pregunté a Caroline.
“No. Ninguna le ha llamado la atención”
“¿No crees que todavía siente algo por Miss Bennet?”
“Para nada, tenlo por seguro,” respondió decididamente.
Pero creo que está equivocada. Estoy resuelto a observarlo y asegurarme de ello, pero una vez que esté convencido, deseo hablar con él y decirle que estaba equivocado acerca de que Jane era indiferente. Debo de reparar el daño que he hecho.





Lunes 23 de Junio.

Le regale a Georgiana un nuevo parasol esta mañana, y estuve complacido al ver cuánto  placer le procuro el regalo.
Un poco de color empasaba a marcarse en su tez.
Mientras pensaba esto, no pude evitar pensar en Elizabeth. Su semblante siempre era saludable. Le gustaba estar al aire libre, y siempre estaba caminando, lo que iluminaba sus ojos y hacia que su rostro brillara.
¿En dónde está ahora? ¿Está en Longbourn? ¿Piensa en mí? ¿Me detesta, o me ha perdonado?



Miercoles 25 de Junio.




Estoy ahora convencido que Bingley está todavía enamorado de Jane Bennet. Lo he observado por más de seis semanas, y sé que está cercano el día en que debo confesarle lo que he hecho. Pensar que puedo decirle con quien debe o no debe casarse fue un acto de arrogancia, y usar el arte del engaño para hacerlo que deseaba fue una impertinenecia del peor tipo.
“Pareces pensativo, Darcy” dijo el Coronel Fitzwilliam, acercándose hacia mi. “¿Ha hecho Bingley algo malo?“
“No. Soy yo quien ha hecho algo para angustiarlo.”
“¿Oh?”
“Creo haberte contado una  vez de un amigo a quien había salvado de una matrimonio desastroso. Estoy empezando a creer que fue una interferencia equivocada.”
“Me parecía que le habías hecho un favor.”
“Y también yo lo pensaba así, pero él ha perdido todo interés en las jóvenes desde entonces.”
“Ese joven amigo era Bingley, ¿No es así?”
Lo admití.
“Es joven. Pronto encontrará a alguien más.”
“No estoy tan seguro. Es ese momento pensé que actuaba por amabilidad, pero ahora lo veo todo diferente. Fue entrometimiento.”
“¡Entonces coincides con Miss Bennet!”
“¿Miss Bennet?” pregunté.
“ Si. Miss Elizabeth Bennet. Era de la opinión de que era entrometimiento también. Oh, no temas.” dijo, al ver mi expresión. “No le di ningún detalle, solo que tu habías salvado a Bingley de un desastroso matrimonio. No mencione el nombre de la dama, pues claro, no lo conocía. No necesitas temer que pueda conocer a la familia.”
No dije nada. La verdad, estaba muy alterado como para hablar. Entonces Elizabeth había escucha de mi intervención, y lo había escuchado de una forma congratulatoria, de parte de mi primo, quien en toda su inocencia, le dijo que tan útil había sido.

No es sorpresa que haya estado tan enojada conmigo en la casa parroquial. Solo me pregunto cómo no pudo estar aun más enojada. Empezaba a ver claramente porque me había rechazado. Y veía ahora que, por medio de mi propio orgullo, arrogancia y locura, había perdido a la mujer que amo. 




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